Paternidad espiritual (segunda parte)

Apóstol Luis Aquino

El cuerpo de Cristo necesita que los padres espirituales funcionen plenamente, para que los hijos puedan ser llevados adelante en el proceso de madurez. El clamor universal es Señor levanta a padres y madres espirituales con las características espirituales y los dones naturales que ayuden a prepararnos para tu venida”. 

Apóstol Luis Aquino

COORDINADOR DE CI Centroamérica

Paternidad Espiritual (segunda parte)

Por Apóstol Luis Aquino

¿Quién es un hijo espiritual? 

Los hijos espirituales son aquellos que han sido engendrados por medio del ministerio de un padre. También son hijos aquellos, que aunque no han sido engendrados, ellos solicitan a un padre su cobertura y paternidad espiritual. No todos los hijos espirituales se encuentran en el mismo nivel de madurez. Esto es importante saberlo, pues depende en que nivel un hijo se encuentre, así será el tipo de trato que hay que darle y el tiempo que se tiene que esperar para que llegue a la estatura del varón perfecto. 

Responsabilidades de los hijos 

Obediencia 

Los hijos deben obedecer a sus padres espirituales. Esto significa apegarse al principio bíblico de la sumisión a la autoridad espiritual. “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Efesios 6:1). “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor” (Col. 3:20). 

Aquellos que quieren tener paternidad espiritual sobre ellos, deben saber que requiere que un hijo aprenda a someterse a ellos. La obediencia implica hacer todo aquello que el señor nos mande a través de ellos; no es solamente decir si lo haré y no hacerlo. Este principio presupone que los padres espirituales no les van a pedir a sus hijos que hagan algo que vaya en contra de la Palabra de Dios, como tampoco cosas que atenten en contra de la integridad de sus hijos espirituales. El sometimiento debe hacerse en el Señor de igual manera que el ejercicio de la autoridad. 

“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos” (Romanos 13:1-2). Si un hijo no obedece lo que su padre espiritual le indica que haga, realmente se está saliendo de la cobertura espiritual: por lo tanto, los padres deben estar atentos a la obediencia y considerarla un asunto central en las relaciones de paternidad. 

Rendir cuentas 

Otra responsabilidad de los hijos es rendir cuentas a sus padres espirituales. El rendimiento de cuentas es sobre su vida, familia, y ministerio. El rendir cuentas de forma figurada es como darle una copia de la llave de la casa que es su vida, a sus respectivos padres, para que estos tengan libertad para entrar en su vida en cualquier momento y evaluarla. 

Los padres deben tener la libertad para corregir a los hijos en aquellas áreas que ellos disciernen y consideren que están actuando de forma incorrecta. El rendir cuentas debe ser frecuente, a solicitud de los hijos o a solicitud de los padres. Debe establecerse periódicamente cuando tener tiempos de rendimiento de cuentas, pero debe quedar establecido también que este rendimiento de cuentas puede ser espontáneo; es decir, que de acuerdo con las circunstancias o necesidades pueden reunirse para tiempos de evaluación. 

“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso” (Hebreos 13:17). 

El rendir cuentas debe ser sobre aspectos de la vida personal de los hijos, de sus relaciones matrimoniales, para los casados, de sus finanzas, de la relación con sus hijos, de la doctrina o del ministerio, etc. Esto debe volverse tan natural en la relación de padres e hijos que no debe ser forzado. Debe ser resultado de una relación de confianza. 

“El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre” (Prov.27:17). Un hijo debe comentar a su padre espiritual situaciones de inminente peligro de pecado, antes de caer en el para que pueda interceder, aconsejarlo y corregirlo si es necesario. Este aspecto es un punto de evaluación de la confianza y de verdadera paternidad espiritual. 

Respeto 

Además de los aspectos anteriores, las relaciones de paternidad espiritual requieren respeto de parte de los hijos hacia sus padres espirituales. El respeto incluye honrarlos delante de los demás, hablando bien de ellos, destacando sus virtudes; reconocer sus méritos, su experiencia. Esto implica aprender a escucharlos y buscarlos para recibir consejo del Señor a través de ellos, recibiendo sus palabras como palabra del Señor. 

“Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra” (Rom. 13:7). “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros” (1 Tes. 5:12-13). 

El respeto o la estima como le llama el apóstol Pablo, deben ser como resultado de su trabajo, de su dedicación y de su amor hacia los hijos. El respetar los padres es prácticamente una obligación para los hijos, el apóstol le dice a los hermanos de roma que deben pagar el respeto y la honra que le deben a los que los dirigen; entonces el respeto debe considerarse como una deuda que los hijos tienen hacia sus padres espirituales. 

Financiera 

Por último, queremos destacar la responsabilidad que los hijos tienen con sus padres espirituales en lo financiero. Cuando una persona busca a un padre espiritual para recibir su cobertura, es importante que lo bendiga financieramente. Una forma en que lo puede hacer es dándole los diezmos de todo aquello con lo que el Señor le bendiga y dándole ofrendas cuando el Señor se lo ordene. 

“Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo” (Génesis 14:18-20). 

Paternidad apostólica-profética 

Diferentes tipos de paternidad 

La paternidad apostólico-profética puede expresarse de varias maneras dependiendo de las relaciones que se desarrollen entre los hijos y los padres espirituales. También depende de las distancias de comunicación que se establezcan. Así podemos tener entre otras las siguientes formas de paternidad: 

Progenitores 

Hay hijos espirituales que han sido engendrados espiritual y/o ministerialmente por el apóstol o el profeta. En este caso la relación es muy estrecha, ya que hay vínculos no solamente espirituales, sino también emocionales, familiares, pastorales, etc. “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio” (1ª Cor. 4:15). 

En términos estrictos esto es paternidad espiritual, o paternidad apostólico-profética, pues implica no solamente desarrollar ministerialmente a una persona, sino también desarrollarla espiritualmente. Aunque un apóstol o un profeta no hay engendrado espiritualmente a una persona, el puede haberla engendrado ministerialmente, al haberla entrenado, equipado, impulsado, etc. y en tal caso también el puede ser considerado un progenitor. 

Mentores 

Un mentor es aquel que ni ha engendrado espiritual ni ministerialmente a una persona, pero si lo ha orientado, lo corrige, lo capacita, los supervisa, le pide cuentas en todas las áreas de su vida o en un área en particular..Un concepto de mentor es entrenador, es decir, alguien que desarrolla vidas y capacidades en las personas a quienes mentoriza. 

Los mentores pueden ser personales o generales (es decir, sobre toda la vida de la persona) o específicos o particulares ( en un aspecto o algunos aspectos de la persona por ejemplo el área ministerial, familiar, financiero, etc.). Los mentores no necesariamente deben estar tan cercanos todo el tiempo con sus mentorizados, incluso su contacto puede no ser personal, por ejemplo puede ser a través de medios de comunicación. 

Consejeros 

Otro tipo de relación de paternidad es la de consejero, suele ser más circunstancial y orientada a la resolución de problemas en áreas particulares de la vida o ministerio de los aconsejados. Sin embargo, en la relación generalmente media un sentido de paternidad, donde el aconsejado reconoce no solo la experiencia, sino la autoridad paternal del consejero. Este tipo de relación, en muchos casos, es de corta duración. 

Intercesores 

A veces los padres espirituales son los intercesores de los hijos espirituales. No todo intercesor es padre espiritual, pero todo padre espiritual es intercesor de sus hijos espirituales. 

Entrenadores 

Debemos considerar la función de padre espiritual que algunos entrenadores pueden desarrollar. Hay algunos que por su experiencia ministerial pueden ser buscados por muchos para que los ayuden a desarrollarse. Estos entrenadores pueden ser personales o pueden ser impersonales, llevando a cabo el trabajo de entrenamiento a través de materiales u otros medios como los medios de comunicación, el Internet, etc. Muchos generales del ejército de Dios pueden caer en esta categoría. Ellos han sido capacitados por el Señor a través de muchos años de ministerio y son de edificación para los nuevos ministros o para aquellos que están en proceso de entrenamiento. 

Conclusión 

El cuerpo de Cristo necesita que los padres espirituales funcionen plenamente, para que los hijos puedan ser llevados adelante en el proceso de madurez. Dios está levantando en este tiempo a hombres y mujeres que tienen el llamado a desarrollarse como padres y madres para que ayuden a crecer a los hijos que ya son parte del Cuerpo de Cristo y aquellas multitudes que están a punto de ser engendrados como hijos e hijas espirituales. El clamor universal es Señor levanta a padres y madres espirituales con las características espirituales y los dones naturales que ayuden a prepararnos para tu venida. ¡Levántalos Señor! 

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